Voces Culmen

Voces Culmen

Testimonios reales, voces que inspiran…

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Prof. Miguel Tinajero Mérida, Humanidades

«Qué grato haber iniciado esta gran aventura en CULMEN desde sus inicios. Una gran experiencia la de compartir el gusto y la pasión por mis materias filosóficas con los jóvenes con el objetivo de adquirir una formación integral para la vida, para SER personas de bien en beneficio de su comunidad, de su Estado de procedencia y así, de nuestro México.

Ha sido trabajar, o más bien, disfrutar de la docencia, de llenarnos de la energía y el entusiasmo de nuestros queridos alumnos, así como disfrutar del apoyo y compañía de directivos, profesoras y profesores y de todo el personal de El Mexicanito y la Academia que nos convertimos en familia, unidos todos para atender y acompañar a las generaciones en esta etapa tan relevante de su vida.

Gracias a Dios y la vida que me sigue dando esta oportunidad».

«A pesar de los obstáculos de la profesión, disfruto la docencia. Es un trabajo en el que compartir se vuelve fundamental para crecer como ser humano. En Culmen he tenido una oportunidad irrepetible y que agradezco, pues me permiten explorar mis destrezas de enseñanza a fin de apoyar la formación de adolescentes talentosos».

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Prof. Diego Ojeda, Humanidades

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Miss Monserrat Ibarra González, Ciencias

«Ser docente en Culmen es una labor que más que mente requiere de corazón, entrega y coraje, porque no somos sólo guías de alumnos en formación somos parte de sus sueños, de sus metas y eso te genera una gran responsabilidad que todos los que estamos aquí sentimos y estamos tan conscientes de ello que trabajamos como familia hacia un mismo fin, ser parte del camino de seres humanos transformadores de realidades con disciplina, compromiso, pero sobre todo amor al prójimo».

«En Culmen me he encontrado y he conocido a jóvenes verdaderamente admirables por su forma de ser, por sus dones y sus capacidades; y más aún, por la pasión con la que cada día buscan ser mejores para así convertirse en los grandes líderes que obrarán grandes cambios en la sociedad. Estos jóvenes excepcionales dan sentido a la misión de la Academia, que es la misión que nosotros, quienes formamos la Familia Culmen, hemos hecho nuestra».

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Juan Adrián Vargas Martínez, Formador

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James Sarvis, Padrino de la 2° Generación

«Hace ya casi dos años que visite la Culmen por primera vez al aceptar una invitación para conocer a los jóvenes y darles una charla sobre mi carrera en la Aviación. Esto es algo que hago muy a menudo, sin embargo, en cuestión de solo minutos de interactuar con los jóvenes, me di cuenta que era un lugar muy especial. Estaba todo limpio, los jóvenes atentos y amigables, y la dirección muy abierta y servicial.
La conducta de los jóvenes demostraba que existía el respeto hacia los demás, espíritu de equipo, disciplina, y sobre todo, un honesto fervor religioso. Pude comer y pasar el rato con los chicos y fue un verdadero placer. Al finalizar mi presentación tuvimos un espacio de preguntas y respuestas. Me sorprendió grandemente la calidad de pensamiento y nivel de conocimiento social del grupo, tomando en cuenta las edades tiernas de los participantes. De hecho, me hicieron preguntas mucho mejor elaboradas y de mayor substancia que en la mayoría de mis eventos anteriores, aun en círculos profesionales.
Ese día empezó mi relación y enorme respeto por la Academia y los resultados que se producen en esta gran institución. Sentí gran orgullo cuando me invitaron de padrino de la segunda generación. Espero que Dios me permita una larga relación con esta institución y los alumnos, maestros y directores que admiro tanto».

«A la cima no se llega superando a los demás, sino superándose a sí mismo».

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Luis Castañeda, Formador

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Jaime Santibáñez Andonegui “Condecoración al Mérito Culmen” 2019

«Conocer la obra y a las personas de Culmen ha sido uno de los grandes premios de mi vida. Desde la primera de muchas visitas siempre inolvidables, observé sus cuidadas instalaciones, funcionales y con extraordinario equipamiento material.
Sin embargo me fue claro también que detrás de esa obra están personas que la han forjado con un amor a la vida que motiva, aún al más escéptico.

Cuando me pidieron dar un testimonio para Culmen pensé aprovechar la oportunidad para reconocer ese logro humano y material que conmueve y contagia. Sin embargo, me anima a confesar algo más íntimo: es tan clara y verdadera la presencia de Dios en todos nuestros actos, que se me vienen lágrimas solo de recordar aquel hermoso día en que recibí el galardón de Culmen.

Si alguien pensó que me estaban “agradeciendo” algo, sepan por favor que fue al revés. El bendecido fui yo. Tal vez suene extraño, por así decirlo, pero Culmen no solo favorece a los jóvenes y a tantas familias que de verdad transforman su vida, sino que alimentó a éste amigo que hoy escribe, con un honor que claramente vino de arriba.

Para mi que Culmen es un regalo de Dios. ¡En mis humildes oraciones… isiempre están!».